La parábola del amigo que llega a medianoche – Lucas 11:5-13

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Parábola del amigo que llega a medianoche
Lucas 11:5-13

El amigo inoportuno
11:5 Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, 11:6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; 11:7 y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? 11:8 Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. 11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 11:10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11:11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 11:12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 11:13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Reflexión

Esta parábola fue dada por el Señor Jesucristo después de la enseñanza del Padre nuestro, cuando uno de sus discípulos le dijo: Señor enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Solo se encuentra en los escritos del evangelio de Lucas y es gemela de la parábola de la viuda y el juez injusto (Lucas 18:1-8), con historias diferentes; su tema central es la importunidad en la oración, aunque esta palabra acorde a la RAE signifique inoportuno, molesto, enfadoso, va más a enfocado a la persistencia desvergonzada, osadía, audaz insistencia.

Jesucristo relata la historia con tres amigos, uno de ellos recibe a un amigo de un viaje a medianoche, le da posada en su casa, pero no tiene como alimentarlo, entonces, llega a su amigo vecino, y le pide prestado tres panes, este le responde: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?(algunas traducciones no tiene la interrogación al final del versículo 7 sino en el 6), y aunque no se levante a darle los panes, por ser su amigo (fue sincero), sin embargo si lo hará por la importunidad (persistencia desvergonzada), ya sea porque le estaba siendo molesto por la insistencia de su vecino en tocar la puerta o al no querer que sus otros vecinos se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo.

Esta enseñanza se enfoca en que debemos ser persistentes en la oración, Dios es fiel en contestarlas, acorde a sus propósitos y se complementa con los versículos 9 al 13, que dice que todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama a la puerta, se le abre. Y aunque en la parábola tenemos el ejemplo de un amigo que no se levantó inmediatamente al pedido de su amigo, fue sincero, más no bondadoso, y cuando le dio los panes, lo hizo por la importunidad de su amigo.

Tenemos un Dios que está dispuesto a escuchar las oraciones en todo momento, no tiene horario, está siempre con los oídos atentos para recibir el clamor de todos sus hijos que se han acercado a él por medio de Cristo. Así como lo dice el versículo 13 que nosotros siendo malos damos buenas cosas a nuestros hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Para tener en cuenta en esta reflexión:

  • El Padre nuestro es la oración maestra dada por nuestro Señor Jesucristo. No es un rezo que se debe hacer religiosamente, es una estructura de los componentes de la oración al Padre en Cristo Jesús por el poder del Espíritu Santo.
  • Dios nos llama a la oración importuna, perseverando y teniendo la fe que él derramará de su gracia, pues quiere lo mejor para sus hijos.
  • El Padre celestial concede las oraciones hecha por sus hijos acorde a su voluntad (1 Juan 5:14-15), no cede a nuestras pretensiones egoístas (Santiago 4:3).
  • Dios desea que el rio de agua viva que toca nuestro corazón se mantenga por la provisión del Espíritu Santo (Lucas 11:13).
  • Mantenerse hasta el final teniendo la fe en Cristo en todo el recorrido por el peregrinar cristiano, es un reto que tenemos por delante; porque todo aquel que ha nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe (1 Juan 5:4). 
Consejo Útil

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Elaborado por:

Jair Sánchez Ordoñez

Ministerio el Mensaje de Jesús

PASTOR | TEÓLOGO | FUNDADOR EMDJ

Jair Sánchez Ordoñez

Ministerio el Mensaje de jesús

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