MARCOS 13:33-37
33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. 35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; 36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. 37 Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

REFLEXIÓN: Esta parábola nos llama a estar alerta, vigilantes y permanecer en la oración antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo. Jesús lo compara con ese hombre que necesita irse lejos, pero no dejó su casa sola y sin vigilancia para cuidar de sus bienes, a cada siervo le dio una tarea y al portero vigilancia, pero tanto los siervos y el portero deben vigilar constantemente, porque no sabe en que momento de repente venga el dueño y los encuentre durmiendo. El final de esta porción es muy diciente a todos los discípulos de Jesús: “VELAD”, y siempre cuando velamos no debemos olvidar la oración, van juntas. El Señor Jesús se lo dijo a los discípulos en Getsemaní: velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil (Marcos 14:38), podemos estar muy prestos en la vigilancia, pero sino oramos nos debilitamos, necesitamos del Santo Espíritu de Dios para mantenernos en Cristo, resistiendo las tentaciones o pruebas que experimentamos todos cristianos.

Todas las advertencia del Señor Jesús sobre las señales antes del fin de los tiempos, tenían el propósito de la fidelidad; Dios desea que seamos fieles hasta la muerte, creyendo en Cristo, pero para mantenerse en ese pensamiento y decisión debemos comprender que nuestra vida ha sido comprada con la preciosa sangre del cordero, que ya no nos pertenecemos, pasamos del reino de las tinieblas al reino de Cristo, nuestros deseos egoísta pasan a ser los deseos de Dios, con corazón contrito y humillado avanzamos en ese camino estrecho que lleva a la vida eterna. 
Que la gracia del Señor Jesús, este con todos vosotros.

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