Lucas 10:21-24

10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. 
10:22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 
10:23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; 
10:24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Reflexión: En esta porción de la Escritura vemos como Jesús se regocijó en el Espíritu, otra versión dice: “Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo”(NTV*), y daba alabanza a Dios El Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque la palabra de Dios estaba siendo revelada aquellos que creían como niños y no a aquellos que pretendían ser sabios y entendidos, pues el evangelio no es un análisis que nosotros podamos hacer de nuestra vida y después pensar, bueno he estado comportándome de maneras no adecuadas a partir de hoy voy a comportarme de esta manera, pues el verdadero evangelio “es el poder de Dios para salvación”(Romanos 1:16), es un cambio de corazón, es un trasplante, es lo que antes me apasionaba en el mundo, ahora pierdo el interés o apetito por todo lo que distrae mi mente y mi alma, para vivir como un esclavo de Cristo, por eso cuando Jesús llamó a un niño y lo puso en medio de los discípulos y les dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos ”Mateo(18:3), pues el niño no se enfoca en las premisas, objeciones, análisis, racionamientos de las palabras de su padre terrenal cuando le habla, pues ellos creen sin dudar en esas palabras, estas son las cosas que cuando nos hacemos muy sabios y entendidos perdemos el gran privilegio del amor y gozo que se encuentra en Dios manifestado en su Hijo por medio del Espíritu Santo en la vida del creyente. En el versículo 23 vemos como hay una bienaventuranza a los ojos que ven lo que vosotros veis; pero también habla del oír y el oír es la palabra de Dios, si leemos la Escritura y no vemos ni oímos a Dios es porque no nos regocijamos en Él, pero no perdamos de vista que es el poder de Dios y no nosotros cuando comenzamos a experimentar esto en nuestra vida, es Dios, y no nuestro gran racionamiento humano, Él quiere que nos regocijemos en su amor, su esperanza, su consuelo, su llamamiento, piénsalo bien, es creer en Jesús por medio de la fe, y olvídate que puedes comprender todo y analizar a profundidad como es Dios en su plena soberanía, omnipotencia, omnisciencia, ya que nuestra mente es finita para un Dios infinito; aunque Jesús les hablaba a sus discípulos estas palabras, es posible que nosotros tengamos acceso a ellas, pues tenemos las Sagradas Escrituras más cerca de lo que pudiéramos imaginarnos. Recuerda que “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Que la gracia del Señor Jesús, este con todos vosotros.

Consejo Útil: Lee Romanos Capitulo 8.

* NTV: Nueva Traducción Viviente.