Juan 7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

Reflexión: Las palabras de hoy tiene como finalidad despertar el interés del alma por una vida espiritual verdadera con respecto a las palabras que mencionó nuestro Señor Jesús “venga a mí y beba” con el propósito de darnos vida, y para tenerla en abundancia. El corazón humano es propenso a sentirse vacío, y por muchas estrategias que haga, cualquier artificio en el pensamiento por intentar llenarlo con el placer y la satisfacción de los deseos engañosos, al final siempre encontrará la misma desilusión, algunos optar por terminar con su vida. El afán del hombre por intentar llenar el abismo en su interior con sus propias fuerzas siempre encontrará ruina al alma, nunca podrá por sí solo salir de ese lodo cenagoso.  

Las palabras “si alguno tiene sed, venga a mí y beba” fueron dadas por Jesús el último día de la fiesta de los tabernáculos, en la cual se hacía el vertimiento del agua en el sacrifico matutino tomada del estanque de Siloé; este concepto del agua viva viene del AT y trae consigo la connotación que llegaría bendiciones de salvación a Israel algún día con la era Mesiánica (Zacarias 14.8, 16.19) que los judíos tanto esperaban. Pero, ellos no vieron al Mesías, no veían al Redentor delante de sus ojos, solo a un hombre que causaba división en el pueblo; otros querían hacerlo Rey por los motivos equivocados, y otros querían matarlo por sus enseñanzas, según ellos absurdas. No querían creer en Él como el Salvador del mundo para dar vida y luz, y fue rechazado, siendo llevado a la cruz del calvario. Por eso, Jesús les decía “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envío no lo trae” (Juan 6.44).

Jesús dijo “Del interior de los que creen en mí correrán ríos de agua viva, como dice la Escritura” (Juan 7.38), se refería al Espíritu (v.39); esa agua de manera metafórica simbolizaba el Espíritu que recibirían todos los que creyeran en la persona y la obra de Jesucristo. Por eso, cuando vamos a Jesús con toda nuestra fe, somos llenos de su Espíritu, y a la vez nuestro interior será como una fuente de agua que fluye para vida eterna (Juan 4.14).

Hoy quiero animarte a que cada vez que tomes agua pienses y reflexiones que estas solo tomando agua natural y no espiritual, y por mucha agua que tomes físicamente siempre tendrás sed otra vez, es solo para el cuerpo. Jesús nos dijo que si tomáramos del agua viva que Él nos provee no tendríamos sed jamás, haciendo referencia que disponemos de la fuente siempre y es gratuita, no tendremos necesidad de buscar más agua diferente a la provisión que viene del cielo continua y eternamente.

Jesús dijo “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha” (Juan 6.63), por eso no debemos gastar nuestro dinero, esfuerzo y tiempo en lo que no nutre el alma, debemos deleitarnos con la mejor comida en Cristo (Isaías 55.2). El hombre natural se equivoca constantemente en buscar distractores fáciles para el alma llegando a las bebidas alcohólicas, la pornografía, las malas amistades, las drogas, la inmoralidad sexual, los chismes, y cosas parecidas a estas; al final siempre se sentirá más abrumado va rumbo a la destrucción. Pero el hombre espiritual debe estar siempre a los pies de Cristo, ejerciendo la fe en Él, y clamando la llenura de su Espíritu, pues es el Espíritu de Cristo, Él prometió no dejarnos huérfanos (Juan 14.8), y también es el Espíritu de Verdad que nos guía.  

Tengo la esperanza que a partir de hoy cuando bebas agua natural y digas en tu interior ¡que agua tan rica y calma mi sed!, de la misma forma y aun mayor vivas en el ámbito espiritual la hermosura de disfrutar la comunión con el Padre y Su Hijo en el Espíritu, experimentando transformación en el corazón para hacer lo que a Dios le agrada, revistiéndonos de Cristo y no satisfaciendo los deseos de la carne (Romanos 13.14).

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.