Conceptos Bíblicos Básicos de la Motivación Humana
Por: David Powlison
“¿Por qué hice eso ?” “¿Por qué hiciste eso?” Así como el bello rostro de Elena originó que fueran mil naves a la guerra de Troya, así también la pregunta “¿Por qué?” ha originado un millar de teorías de la naturaleza humana. ¿Por qué hace la gente lo que hace? ¿Eres un Aries con un Júpiter creciente? ¿Estás programado genéticamente para la agresión? ¿Son las hormonas de la ira las culpables? ¿Tus impulsos instintivos psicológicos están conflicto con las ordenanzas de la sociedad? ¿Tus deseos han sido reforzados por estímulos recompensantes? ¿Te quedaste fijado en algún punto de la jerarquía de la necesidad? ¿Estás compensando alguna inferioridad percibida? ¿Algún demonio llamado adicción se infiltró en tu personalidad? ¿Es tu temperamento melancólico o sanguíneo? “Yo hice eso porque . . .” El comportamiento tiene razones ser.
Las Teorías de lo que hace a la gente actuar se encarnan en modelos de consejería. La consejería basada en la Escritura debe hacer justicia a lo que la Biblia dice acerca de los “porqués” y los “por lo tantos” del corazón humano. Este artículo hace dos cosas. La primera sección da material para pensar en una perspectiva bíblica de la motivación humana, y después ofrece 34 preguntas para hacer que pienses en los “pensamientos e intenciones del corazón” (Heb. 4:12). La segunda sección toma una de esas preguntas y la desarrolla, respondiendo una serie de preguntas acerca de la motivación comúnmente propuestas. Terminaré con la pregunta más importante de todas “¿Puedes cambiar lo que quieres?”
“Preguntas Rayos X”
Las siguientes preguntas proveen ayuda para discernir el patrón de la motivación de una persona. Tal entendimiento tiene el propósito de desenmascarar amos impíos que ocupan posiciones de autoridad en el corazón humano. Estas preguntas revelan tus “dioses funcionales”, es decir, qué o quién en realidad controla tus acciones, pensamientos, emociones, actitudes, memorias y suposiciones. Nota bien: tus “dioses funcionales” en una situación particular a menudo están opuestos diametralmente a tu “Dios profesado.”
Considera cuando te sentiste ansioso y preocupado. Algo pasó: no podías sacarlo de tu mente. Algo está pasando: Estás siendo consumido por eso. Algo pasará mañana: Tu mente gira sobre eso una y otra vez. A medida que el pecado de la preocupación se profundiza en tu alma, tal vez tu recurras a alguna forma rápida de escapismo: ver televisión, masturbarse, leer una novela, ir de compras, tomar una cerveza, jugar algo. O tal vez te movilices para tener control: Hacer muchas llamadas telefónicas, trabajar toda la noche, limpiar tu casa. .. ¿Qué está pasando?
Como cristiano tu profesas que Dios está en control de todo y que hace todo para su gloria y para tu bienestar. Tu profesas que Dios es tu roca y tu refugio en cualquier problema que enfrentes. Tu profesas que le adoras, que confías en él, que le amas y le obedeces. Pero en ese momento (hora, día o temporada) de ansiedad o escape tu vives como si tú necesitaras controlar todas las cosas. Vives como si el dinero, o la aprobación de alguien, o un sermón “exitoso” o tu calificación en el examen, o buena salud, o evasión de conflictos o salirte con la tuya o . . . importaran más que confiar y amar a Dios. Vives como si algún buen sentimiento temporal pudiera proveerte de refugio, como si tus acciones pudieran hacer que mundo se corrigiera. Tu dios funcional entra en competencia con tu Dios profesado. Los incrédulos están dominados totalmente por motivos impíos. Los verdaderos creyentes a menudo transigen, se distraen y se dividen severamente.
La santificación tienen el propósito de purificar tanto tu corazón como tu cuerpo, tanto tus motivos como tu comportamiento. Los dos son importantes. Imagínate que te sientas en una colina viendo un lago. Tú ves una lancha rápida surcando el agua. Tú ves y oyes que es el “comportamiento”: acelera, hace maniobras, se balancea sobre otra estela a alta velocidad, de pronto apaga el motor, se detiene en una isleta y tira el ancla. ¿Por qué se comporta de esa manera? Si fueras capaz de verla de cerca descubrirías sus “motivos.” Encontrarías que es lo que da fuerza y dirección al bote: un motor v-8 de 200 caballos de fuerza, un timón, la voluntad y las creencias del piloto. ¿Por qué la lancha se detuvo en la isla? ¿Para encontrar un tesoro escondido? ¿Para escapar de la Policía? ¿Para llevar a la familia en un día de campo? ¿Para probar la lancha para ver si la compraba? Para entender totalmente la lancha debes considerar tanto lo visible como lo invisible. La Biblia se dirige tanto a las razones como a los resultados. Para evaluar y “aconsejar” a la lancha rápida necesitas saber todo lo que se puede saber.
El Conocedor de corazones recompensará a cada persona de acuerdo con sus hechos (Jer. 17:10). La Escritura nunca separa motivo y comportamiento. El espejo de la Escritura expone a ambos. Las buenas noticias de la Escritura renueva a ambos. La lámpara de la Escritura guía a ambos. El “primer y grande mandamiento” directamente se dirige a los motivos: ¿Amas a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, mente y fuerzas? ¿O algo más divide y roba tus afectos? El “segundo gran mandamiento” directamente se dirige al comportamiento: ¿Amas a tu prójimo como a ti mismo? ¿O usas, burlas, temes, evitas, odias, ignoras a tu prójimo? El evangelio de Jesucristo es el puente que nos lleva de las tinieblas a la luz. La gracia estirpa de nosotros los corazones de piedra; la gracia remplaza las manos y la lengua que obran maldad.
Las preguntas que siguen son preguntas “Por qué” que están formuladas concretamente como preguntas “Qué.” Estas preguntas pueden ayudarte a sacar qué es lo que le da dirección específica a la vida de una persona. “¿Por qué estás enojado? ¿Por qué le estás manipulando? ¿Por qué estás ansioso en esa situación? ¿Por qué tienes un problema de lascivia en este tiempo particular? ¿Por qué bebes con exceso?” La Biblia penetra por debajo de tu comportamiento y emociones para exponer tus motivos. El reorientar tus motivos a través de la gracia del evangelio puede ser seguido de una convicción de tus formas particulares de desorientación.
Cualquiera de estas preguntas puede ser hecha directamente a una persona en esta forma o en una forma alterada apropiadamente. Pero no siempre son preguntas para ser hechas directamente. Algunas veces es mejor simplemente escuchar y observar, indagando entre el fruto de la vida de una persona en búsqueda del patrón que revele su corazón. Recuerdo haber notado como un hombre, a quien yo aconsejaba, se disculpaba abundantemente cada vez que llegaba unos minutos tarde, con agitación y angustia evidentes. Luego descubrimos, que llegaba tarde porque no podía interrumpir su charla con otras personas, llamadas telefónicas o visitas por miedo a que no les agradara. Se disculpaba abundantemente porque tenía miedo que ya no me agradara. Esos pequeños pedazos de fruto (impuntualidad, agitación momentánea, disculpas exageradas) me llevaron a descubrir el patrón que gobernaba su vida. Y eso nos llevó a la gracia de Cristo para perdonar y el poder para hacer cambios prácticos.
Si las mentes se han de renovar, si los corazones han de ser transformados progresivamente, si el conocimiento de Dios ha de crecer, si el doble ánimo ha de ser convertido en una devoción singular por Cristo, entonces debes entender con exactitud estos asuntos. Un amor por Cristo agradecido y sincero depende de tal convicción inteligente.
Nota que cada pregunta gira alrededor del mismo asunto básico: ¿Quién o qué es tu dios funcional? Muchas de estas preguntas simplemente se derivan de los verbos que te relacionan con Dios: amar, confiar, temer, esperar, buscar, obedecer, refugiarse, y otros semejantes. Convierte cada verbo en una pregunta. Cada verbo sostiene un espejo para mostrarnos donde nos desviamos. Cada verbo sostiene una lámpara para guiarnos a la vida. Así, cada pregunta viene a la misma pregunta general. En situaciones individuales (tiempos diferentes, lugares, y personas) una u otra pueden ser más apropiadas o útiles. Las diferentes formas de formular las preguntas de motivación serán de impacto para diferentes personas.
Estas preguntas pueden ser usadas en diversas maneras diferentes. Cada una puede enfocarse “microscópicamente” para disectar al detalle un incidente particular de la vida de una persona. O cada una puede enfocarse para dar una visión panorámica, para iluminar los patrones típicos y recurrentes que caracterizan la vida entera de la persona. Vas a encontrar con la experiencia en consejería y de tu crecimiento en la gracia que los detalles y la vista panorámica se complementan. El panorama únicamente es muy general; el cambio ocurre en las cosas específicas. Los detalles nada más parecen ser muy triviales; el panorama da un significado más grande a detalles insignificantes como una disculpa abundante.
Las referencias bíblicas tienen la intención de hacerte pensar. Son apenas un puñado de lo que la Biblia dice con respecto a lo que motiva a las personas. Asegúrate de preguntarte primero las preguntas de una manera existencial. ¿Qué es lo que te motiva a ti o a otro? No recurras a la “repuesta cristiana correcta” sin trabajar duro y honestamente para analizar cuales son los “dioses funcionales.” El arrepentimiento inteligente hará que las respuestas correctas sean realmente correctas y harán que el amor de Jesús sea tu gozo y tu esperanza.
1. ¿Qué amas? ¿Qué odias?
Este pregunta del “primer gran mandamiento” examina tu corazón, alma y fuerza. No hay otra pregunta más profunda que se le pueda preguntar a cualquier persona. No hay explicación más profundo del porqué haces lo que haces.
2. ¿Qué quieres, deseas, anhelas, codicias? ¿Los deseos de quien obedeces?
Esto resume las operaciones internas de la “carne” en las epístolas del Nuevo Testamento. Nota, algunas veces la voluntad de otra persona de gobierna (presión de grupo, agradar a las personas, comportamiento de camaleón). El anhelo de tu corazón en tales casos es obtener cualquiera que sea el bien que te prometen y evitar el mal con el que amenazan.
3. ¿Qué buscas, te propones, persigues? ¿Cuáles son tus metas y expectativas?
Esto te dice que tu vida es activa y se mueve en una dirección.
4. ¿En donde cifras tus esperanzas?
La dimensión futura es prominente en los motivos humanos. La gente enérgicamente se sacrifica para obtener lo que esperan; ¿Qué es esto? La gente en desesperanza tiene sus esperanzas hechas pedazos; ¿Cuáles eran esas esperanzas?
5. ¿A qué temes? ¿Qué no quieres? ¿De qué tiendes a preocuparte?
Los temores pecaminosos son la parte inversa de los anhelos.
6. ¿Qué te gustaría hacer?
Esta pregunta lo mismo que la 2, ¿Qué deseas? Quiere decir que quieres hacer de tus deseos la guía de tu vida.
7. ¿Qué piensas que necesitas? ¿Cuáles son tus necesidades sentidas?
Si las preguntas 2 y 3 exponen los propósitos de la actividad, esta pregunta expone el propósito de recibir. Las necesidades sentidas frecuentemente se toman como necesidades para ser satisfechas, no como amos esclavizantes engañosos.
8. ¿Cuáles son tus planes, agendas, estrategias e intenciones diseñadas para ser logradas?
Esta es otra manera de determinar lo que estás buscando.
9. ¿Qué te hace andar? ¿Qué sol hace que tu planeta gire? ¿Donde encuentras tu jardín deleite? ¿Qué ilumina tu mundo? ¿De qué fuente de vida y satisfacción bebes? ¿Qué comida sostiene tu vida? ¿Qué es realmente importante para ti?
Muchas metáforas pueden expresar la pregunta: “¿Para qué vives?
10. ¿Dónde encuentras refugio, seguridad, comodidad, escape, placer?
Esta es la pregunta de los Salmos, que excava en tu escapismo y falsa confianza.
11. ¿En qué o en quién confías?
El verbo confiar es uno de los verbos mayores que te relacionan con Dios o con falsos dioses y mentiras.
12. ¿Las acciones de quién importan para ti? ¿Sobre los hombres de quien reposa el bienestar de tu mundo?
Esta excava en la auto-justificación, o el vivir a través de tus hijos, o cifrar tus esperanzas en encontrar el cónyuge correcto.
13. ¿A quién debes complacer? ¿La opinión de quién cuenta para ti? ¿De quién deseas aprobación y temes el rechazo? ¿Con el sistema de valores de quién mides el tuyo? ¿Ante los ojos de quién vives?
Cuando dejas a Dios, entras a una jungla de confusión. Tiendes a vivir delante de tus propios ojos o ante los ojos de otros (o ambas cosas).
14. ¿Quién es tu modelo? ¿Qué tipo de persona piensas que debes ser o quieres ser?
Tu “ídolo” te revela a ti mismo.
15. En lecho de la muerte, ¿Cuál será el resumen del valor de tu vida? ¿Qué le da a tu vida significado?
Esta es la pregunta Eclesiastés. El libro examina varias opiniones y encuentra que todo es vanidad excepto algo. En algún punto, haz una traducción de Eclesiastés 2 a palabras modernas equivalentes.
16. ¿Cómo defines éxito o fracaso en cualquier situación particular?
Los estándares que sirves pueden estar muy distorsionados. Dios quiere renovar tu “consciencia,” por medio de la cual te evalúas y evalúas a otros.
17. ¿Qué te haría sentirte rico, seguro, próspero? ¿Qué te haría sentir feliz?
La Biblia habla a menudo de los motivos usando la metáfora de tesoro.
18. ¿Qué te traería el mayor placer, felicidad y deleite? ¿Qué te traería el mayor dolor y miseria?
La bendición y la maldición son maneras en las que la Biblia habla de la felicidad y la miseria.
19. ¿La subida al poder de quién hará las cosas mejores?
La gente invierte vasta confianza en el poder político
20. ¿La victoria o el fracaso de quién hará feliz tu vida?
¿Cómo se revela el interés personal interno? Algunas personas “viven o mueren” de acuerdo a los logros de un equipo deportivo local.
21. ¿Qué consideras tu como tus derechos? ¿A qué te sientes con derecho?
Esta pregunta a menudo ilumina los patrones de motivación de la gente enojada, agraviada y autocompasiva.
22. ¿En qué situación te sientes presionado o tenso? ¿En cuál, confiado y relajado? ¿Cuando estás presionado a donde recurres? ¿En qué piensas? ¿Cuáles son tus escapes? ¿De qué escapas?
Esta pregunta llega al punto desde otra dirección diferente. Muchas veces ciertos patrones de pecado dependen de la situación. El analizar la situación puede sostener un espejo para los motivos del corazón.
23. ¿Qué quieres obtener de la vida? ¿Qué paga buscas de las cosas que haces? ¿Qué sacas al hacer eso?”
Esta es una manera concreta de repetir las preguntas 3 y 8, en búsqueda de tus metas operativas.
24. ¿Por cuáles cosas oras?
Tus oraciones a menudo revelan el patrón de tu falta de balance y egocentrismo. De las muchas cosas posibles que puedes pedir, ¿en qué te concentras?
25. ¿En qué piensas con mayor frecuencia? ¿Qué te preocupa o te obsesiona? En la mañana, ¿Hacia donde se dirige tu mente instintivamente?
Pon un espejo a tu tendencia para que puedas redirigir tu dirección.
26. ¿De qué hablas? ¿Qué es importante para ti?
Esta pregunta y la siguiente asumen una conexión muy cercana entre los motivos y el comportamiento. Toma nota de lo hablan tú y los demás.
27. ¿Cómo pasas tu tiempo? ¿Cuáles son tus prioridades?
Toma nota de lo tú y otros escogen hacer.
28. ¿Cuáles son tus fantasías características, ya sean placenteras o de temor? ¿En qué sueñas despierto? ¿Alrededor de qué giran tus sueños nocturnos?
Aunque estemos mas o menos separados de la consciencia, seguimos siendo seres humanos responsables. Los patrones de preocupación y deseo se revelan en el ensueño.
29. ¿Qué creencias sostienes con respecto a la vida, a Dios, a ti mismo y a otros? ¿Cuál es tu cosmovisión, tu “mitología” personal que estructura la manera en la que ves e interpretas las cosas? ¿Cuál es tu creencia específica acerca de esta situación? ¿Qué valoras?
Hebreos 4:12 habla de “los pensamientos y las intenciones” del corazón. Tal vez podamos traducir esto como “creencias y deseos”. Tanto las mentiras que crees como la codicia sustentan pecados visibles.
30. ¿Cuáles son tus ídolos o dioses falsos? ¿En dónde pones tu confianza o tus esperanzas? ¿Hacia donde te vuelves o buscas? ¿Donde te refugias? ¿Quién es el salvador, juez y controlador de tu mundo? ¿A quién sirves? ¿Qué “voz” te controla?
Esta lista de preguntas busca las cosas que han usurpado el lugar de Dios. Cada una de éstas puede ser llamada metafóricamente “ídolos” a los que les das tu lealtad.
31. ¿De qué manera vives para ti mismo?
Esta es una manera general de preguntar cualquiera de las preguntas anteriores.
32. ¿De qué manera vives como un esclavo del diablo?
La motivación humana no es meramente “psicológica” o “Psicosocial” o “Psicosocial-somática”. Cuando sirves a la codicia y las mentiras estás sirviendo al enemigo quien desea engañarte, esclavizarte y matarte.
33. ¿De qué manera dices implícitamente, “Si tan solo . . .” (obtener lo que quieres, evitar lo que no quieres, mantener lo que tienes).
Los “Si tan solo . . .” son una manera sencilla de desenmascarar muchas motivaciones para crear autoentendimiento bíblico y arrepentimiento.
34. ¿Qué es lo que instintivamente sientes y te parece correcto? ¿Cuál es tu opinión, las cosas que sientes que son verdad?
Tú no sólo sientes deseos de hacer algunas cosas (Pregunta 6), sino que también sientes que ciertas cosas son verdaderas. Por el contrario, la sabiduría es corregible a medida que escucha y aprende.
Este conjunto de preguntas puede hacerte pensar. Déjame reforzar dos puntos en conclusión. He hallado estas preguntas muy útiles para mantener mi vida derecha, tanto en consejería como en buscando arrepentimiento de mis propios pecados. Primero, mi regla básica es una pregunta con dos aspectos: “¿Qué deseos y mentiras están siendo expresados por este patrón de vida pecaminoso?” Excava bajo la irritabilidad, el egoísmo, la desesperanza, el escapismo, la autocompasión, temores irracionales, quejas, etc. y encontrarás un mosaico de mentiras específicas que se creen y deseos que se persiguen. La Escritura te capacita para dar con ellos.
Segundo, los verbos que relacionan a la gente con Dios deben formar parte activa de tu pensamiento. La gente está siempre haciendo algo con Dios. Los seres humanos inescapablemente o aman a Dios o aman cualquier otra cosa. Nos refugiamos en Dios o en cualquier otra cosa. La Escritura tomará un nuevo sentido cuando desarrolles una atención hacia los verbos que nos relacionan con Dios. Tal perspectiva provee un poderoso entendimiento tanto en consejería evangelística como para ayudar a los santos.
Recuerdo cuando aconseje a un hombre que habitualmente escapaba de las presiones de la vida viendo televisión, comiendo, jugando juegos de video, en el alcohol, la pornografía, colecciones y novelas de ciencia ficción. ¿Dónde debíamos comenzar? ¿Podría encontrar pasajes que enfocaran sus problemas? No estaba seguro por donde comenzar. Entonces, me vino una idea: Intenta comenzar con los Salmo como un todo. Casi cada Salmo, presenta de una u otra manera al Señor como nuestro refugio en los problemas. Los Salmos implícitamente y explícitamente amonestan a los que toman refugio en cualquier otro lado. Los Salmos nos impulsan a conocer y obedecer a Dios en las trincheras de la vida. Este hombre se sintió vagamente culpable por algunos de sus comportamientos malos. Pero no podía ver el patrón o la seriedad. Sus esfuerzos de cambio quedaron a medias y no fueron exitosos. Al quedar convencido del pecado específico de su corazón (volverse de Dios a los ídolos), despertó y le hizo ver sus pecados de conducta de una nueva manera. Inclusive comenzó a identificar pequeños trucos de escapismo que ni siquiera se había dado cuenta que los hacía. La gracia de Cristo comenzó a ser real y necesaria. El empezó a estar motivado para cambiar prácticamente, es decir, enfrentar la presión y las responsabilidades para la gloria de Dios.
En la próxima sección, me concretaré a una familia de preguntas en particular. “¿Qué quieres, deseas, anhelas, codicias?” Como hemos visto, hay muchas maneras de llegar a un tópico de motivación de una manera bíblica, pero esta es la más fructífera. Los autores del Nuevo Testamento repetidamente aluden a los deseos controladores de la vida cuando resumen la dimensión interna de nuestra lucha con el pecado.
Preguntas y Respuestas acerca de los “Deseos de la Carne”
1. ¿Cuáles son las palabras más comunes que la Biblia usa para hablar de lo que está mal con la gente?
Idolatría, mentiras, y malos deseos son términos que indican lo que está mal espiritualmente con la gente. (ve las “Preguntas Rayos X” para encontrar otros patrones de pecado del corazón). Pero las palabras “ídolos”, “Mentiras” y “malos deseos” han llegado a ser casi inútiles para los lectores modernos de la Biblia. La idolatría se ha reducido a imágenes visibles; las mentiras se han reducido a engaño consciente a otras personas; los malos deseos se han reducido a deseo sexual. Tienes que ampliar el significado de estos términos. Necesitas aprender a entender la vida a través de estos términos para usarlos adecuadamente.
La gente deja a Dios para servir a los ídolos, las mentiras y los malos deseos. La gente se vuelve a Dios para dejar a los ídolos, las mentiras, y los malos deseos. Tú volviste a Dios dejando a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero (1 Tes. 1:9). Ellos han cambiado la verdad de Dios por una mentira (Rom. 1:25). Nosotros también en el pasado vivimos en el deseo de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente (Ef. 2:3).
A través de toda la Biblia, la gente cree y sigue mentiras. El Antiguo Testamento se enfoca en la idolatría como una manera en la que la gente se desviaba. Esto no quiere decir que el Antiguo Testamento es externalista. Hay problemas en las que el problema de la idolatría se internaliza (Ez. 14), y la idolatría visible siempre expresa una alejamiento del corazón con respecto a Dios. Hay lugares en los que el corazón humano es descrito como insensato (9:3), malo (Gen. 6:5), lleno de mentiras y deseos (Num. 11-25), incircunciso, duro, ciego, etc.
El Nuevo Testamento típicamente se enfoca en el deseo de la carne como un resumen de lo que está mal con nuestros corazones: Rom. 13:14; Gal. 4:16-17; Ef. 2:2 y 4:22; Sant. 1:14-15; 1 Ped. 1:14; 2 Ped. 4; 1 Jn. 2:16. Esto no quiere decir que Nuevo Testamento es internalista. En cada uno de los pasajes citados, el comportamiento se conecta íntimamente con los motivos. Los consejeros sabios siguen el modelo de la Escritura y se movilizan entre el deseo de la carne y sus obras tangibles, y entre la fe y el fruto tangible del Espíritu. El Nuevo Testamento también hace un ecuación con los deseos pecaminosos y la idolatría (metafóricamente) en varias ocasiones (Col. 3:5; Ef. 5:5). La idolatría puede resumirse como cualquier amo falso y controlador de la vida. (1 Jn. 5:21).
2. ¿Por qué la gente hace cosas impías específicas?
Los deseos de la carne. Los deseos controladores específicos (malos deseos, codicias o placeres) dan origen a fruto malo. Los deseos desordenados explican y organizan los diversos frutos malos: palabras, acciones, emociones, pensamientos, planes, actitudes, memorias, fantasías. Para corroborar esta conexión entre los motivos y el fruto ve Gal. 5:16-6:10; Sant. 1:13-16; Sant. 3:14-4:12. En lenguaje moderno tales anhelos a menudo son enmascarados como expectativas, metas, necesidades sentidas, deseos, demandas, impulsos, etc. La gente habla de sus motivos de maneras que se anestesian ellos mismos y a los demás con respecto al verdadero significado de lo que están describiendo.
3. ¿Pero que tiene de malo querer cosas que parecen buenas?
Adjetivo #1: malo, deseos pecaminosos. Algunas veces el objeto mismo del deseo es malo: por ejemplo, matar a alguien, robar, ser el Señor de la droga en Filadelfia. Pero a veces el objeto del deseo es bueno y el mal reside en el señorío que tiene ese deseo sobre nosotros. Nuestra voluntad reemplaza a la de Dios decidiendo como vivimos. Juan Calvino lo dijo de esta manera: Lo malo de nuestros deseos no reside en lo que queremos sino en que lo queremos demasiado. Los afectos naturales (por cualquier cosa buena) llegan a estar anhelos controladores y desordenados. Hemos sido creados para ser gobernados por pasiones y deseos piadosos (Ver #15 más adelante). Los deseos naturales por las cosas buenas fueron hechos para existir subordinados a nuestro deseo de complacer al dador de regalos. Un punto importante para la consería es el hecho de que el mal reside en la posición de control que ocupa el deseo y no el objeto en sí.
Considera este ejemplo. Una mujer comete adulterio y se arrepiente. Ella y su esposo reconstruyen su hogar con dolor y paciencia. Ocho meses después el hombre se ve plagado de sospechas. La esposa lo percibe y se siente un poco como si estuviera bajo la vigilancia del FBI. El esposo esta angustiado por sus sospechas porque no tiene razones objetivas para sus sospechas. “Ya la he perdonado; hemos reconstruido nuestro matrimonio; nunca antes nos habíamos comunicado tanto, ¿Por qué entonces tengo esta desconfianza?” Los finalmente surge es que está dispuesto a perdonar el pasado pero está intentando controlar el futuro. Su anhelo puede ser declarado la siguiente manera: “Quiero tener la garantía que la traición nunca más ocurrirá.” La misma intensidad del anhelo empieza a envenenar la relación; lo pone a él en la posición de estar continuamente juzgando a su esposa, en vez de estarla amando. Lo que el desea no puede ser garantizado en esta tierra. El ve el punto, ve su deseo desordenado de asegurar el futuro. Pero exclama: ¿Qué de malo tiene que yo quiera que mi esposa me ame? ¿Qué tiene de malo que yo quiera que ella permanezca fiel a nuestro matrimonio? Aquí es donde la verdad es tan dulce. No hay nada malo con respecto al objeto del deseo; pero todo será malo cuando éste gobierne su vida. El proceso de restauración dio un paso más grande hacia adelante cuando él entendió la lección que Su Pastor tenía para él.
4. ¿Por qué la gente no ve esto como un problema?
Adjetivo #2: deseos engañosos. Nuestros deseos nos engañan porque se nos presentan como muy factibles. Los afectos naturales se deforman y nos ciegan. ¿Quién no desea buena salud, comodidad económica, un cónyuge amoroso, buenos hijos, éxito en el trabajo, padres amables, comida sabrosa, una vida sin complicaciones, control sobre las circunstancias? Sin embargo, los anhelos por estas cosas pueden llevarnos a toda clase de mal. Las cosas que la gente desea son magníficas como bendiciones recibidas de Dios, pero terribles como gobernantes. Ellas prometen bendición pero entregan pecado y muerte.
Algunos pecados son “de alto calibre” hechos con toda conciencia de la elección (Salmo. 19:13). Otros pecados reflejan la insanidad del pecado que es ciega, oscura, habitual, compulsiva, ignorante y confundida. Uno de los gozos de la consejería bíblica eres capaz de encender las luces en el cuarto oscuro de otra persona. Todavía no he encontrado una pareja hostil que entienda realmente sus motivos. Santiago 4:1 en adelante enseña que los deseos son el origen de los conflictos. Las parejas que pueden ver qué es lo que las gobierna (anhelos de afecto, atención , poder, vindicación, control, comodidad, una vida fácil) se pueden arrepentir y comenzar a aprender cómo hacer la paz.
5. ¿Es útil en la vida práctica y la consejería la frase “los deseos de la carne”?
Hay que desempacarla para que sea entendible en la vida del siglo XX, redimiendo el lenguaje evasivo que la gente utiliza. La gente frecuentemente hablar acerca de lo que quiere, espera, desea, demanda, necesita y anhela. La Psicología popular típicamente valida estas necesidades y anhelos como cosas neutrales. La gente casi no se dan cuenta que la mayoría del tiempo ellos están describiendo usurpadores pecaminosos de dios que controlan sus vidas: deseos desordenados, deseos de la carne. Por ejemplo, escucha a los niños hablar cuando están molestos, decepcionados, demandantes y contrarios: “Pero yo quiero . . . Pero yo no quiero . . .” En nuestra familia le enseñamos a nuestros hijos acerca del “Yo-quieroismo”desde que tenía menos de dos años. Queríamos que entendieran que el pecado era más que sólo el comportamiento. Por ejemplo, analiza cualquier argumento o brote de ira y encontrarás expectativas y deseos que han sido frustrados (Sant. 4:1-2). El lenguaje coloquial te lleva a los detalles de la vida de una persona, pero viene con una interpretación distorsionada adjunta; la consejería debe reinterpretar la experiencia en categorías bíblicas, con un lenguaje más directo como “deseos, placeres, codicia.” La misma falta de familiaridad de la frase es una ventaja cuando la explicas y muestras su relevancia y aplicación.
6. ¿Cada persona tiene un “pecado-raiz”?
Deseos (Plural). Con sobrada razón la Biblia usualmente se refiere a los “deseos” (plural) de la carne. El corazón humano puede generar un deseo confeccionado para cada situación. Los deseos hierven dentro de nosotros; la mente del hombre es una fabrica de ídolos; estamos infestados de deseos. Ciertamente un deseo en particular puede ser tan frecuente o habitual que parezca ser el “pecado-raiz”: el amor al dinero, miedo al hombre y deseo de aprobación, amor a la preeminencia, deseos de placer, etc. pueden dictar en nuestras vidas. Pero toda la gente tiene todos los deseos típicos.
El darnos cuenta de la diversidad de los deseos humanos nos da gran flexibilidad y penetración para la consejería. Por ejemplo, un deseo puede generar diversos pecados, como dice 1 Tim. 6:10. Cada uno de los 10 mandamientos pueden ser quebrantados por alguien que ama y sirve al dinero. Por otro lado, una sola conducta puede venir de diferentes deseos. Por ejemplo, un acto de inmoralidad sexual puede ocurrir por muchas diferentes razones: placer erótico, beneficios financieros, venganza hacia el cónyuge o los padres, miedo de decir no a una autoridad, búsqueda de aprobación y afirmación, el placer de tener control sobre la respuesta sexual de otra persona, para ganar estatus social o avance en la carrera, sentirse triste por alguien y jugar al salvador, miedo a perder un compañero potencial para el matrimonio, escapar del sentimiento de aburrimiento, presión grupal, etc. Los consejeros sabios excavan buscando las cosas específicas. No asumen que todas las personas tienen la misma carne característica o que un persona siempre hace las cosas por las mismas razones. La carne es creativa en lo que respecta a la iniquidad.
7. ¿Cómo puedes saber que un deseo es desordenado o natural?
Por sus frutos los conocerán. La motivación humana no es un misterio teórico del cual debamos especular. Los deseos malos producen frutos malos que pueden ser vistos, escuchados y sentidos (Sant. 1:15M 3:16). Por ejemplo, un padre que quiere que su hijo llegue a ser cristiano revela la situación de su deseo siendo un buen padre o uno manipulador, temeroso, iracundo y sospechoso. Una esposa que quiere ser amada revela la situación de su deseo amando y respetando a su esposo. Los frutos visibles revelan si Dios o los deseos están en control.
8. ¿Es correcto hablar acerca del corazón, cuando la Biblia enseña que el corazón es inescrutable e imposible de conocer excepto por Dios? (1 Sam. 16:17; Jer. 17:9).
Nadie más que Dios puede explicar y controlar el corazón y las decisiones de otra persona. El es el conocedor del corazón y el que cambie el corazón. No hay ninguna razón que justifique porque una persona sirve a algún deseo en vez de servir a Dios; es irracional y locura. Y no hay ninguna técnica terapéutica que pueda cambiar los corazones. Pero la Biblia enseña en cada página que podemos describir que es lo que gobierna el corazón. El ministerio bíblico efectivo prueba y habla del porqué la gente hace las cosas y también qué es lo que hace. Por ejemplo, Saúl desobedeció a Dios por una razón: temió a la gente y escuchó su voz, en lugar de temer a Dios y escuchar Su voz (1 Sam. 15:24). Por ejemplo, el comportamiento manifiesta que la gente confía en ídolos, en ellos mismos, en otros, en lugar de confiar en Dios (Jer. 17:1-8). Por ejemplo, los conflictos interpersonales surgen por los deseos (Sant. 4:1-2).
9. ¿No es el término “deseo” aplicable únicamente a los apetitos corporales: los placeres y comodidades del sexo, la comida, la bebida, el ejercicio, el descanso y la salud?
La gente sigue los deseos del cuerpo y de la mente (Ef. 2:3). Los apetitos del cuerpo ciertamente son poderosos amos del pecado. Pero el deseo de la mente (por poder, aprobación humana, éxito, preeminencia, dinero, etc.) son también amos potentes. Los deseos de la mente a menudo presentan los deseos más sutiles y engañosos porque su obra no siempre es obvia.
10. ¿Pueden ser habituales los deseos?
Pablo describe una manera pasada de vivir caracterizada por deseos engañosos. Pedro dice a sus lectores que no se conformen a sus antiguos deseos. Como todos los aspectos del pecado (creencias, actitudes, palabras, actos, emociones, pensamientos, fantasías), los deseos pueden ser habituales. Aconsejarás a personas que típica y repetidamente buscan controlar o satisfacer los deseos de la pereza, o que quieren que los quieran. El llamado de Jesús a negarse a uno mismo cada día toma en cuenta la inercia del pecado. Dios está creando nuevos deseos habituales, por ejemplo, una preocupación activa por el bienestar de otros delante de Dios.
11. ¿Qué hay de los temores? Parecen ser tan importantes en la motivación humana como los deseos.
El temor y el deseo son dos caras de la misma moneda. Un temor pecaminoso es el deseo de que algo no ocurra. Si yo quiero dinero, temo la pobreza con sus privaciones y humillaciones, y vice versa. Si quiero ser amado, me aterra el rechazo. Si temo al dolor y a las dificultades, deseo comodidad y placer. Si deseo preeminencia, temo estar subordinados a otros. Con algunas personas su temor puede estar más pronunciado que su deseo correspondiente, y un consejero sabio trabajará con aquello que este pronunciado. Por ejemplo, una persona que creció durante la Gran Depresión puede manifestar adoración al dinero a través de su temor a la pobreza que se manifiesta por la ansiedad, cálculos repetidos de su riqueza, etc. Otra persona puede manifestar adoración al dinero a través de un consumismo desmedido. Con el primero hay que señalar el temor; con el último la codicia. Las dos son expresiones complementarias del deseo de hacer tesoros en la tierra.
12. ¿Tiene la gente motivos en conflicto?
Ciertamente. El conflicto entre los deseos pecaminosos y los deseos del Espíritu Santo son un hecho en la vida cristiana (Gal. 5:16-17). La gente a menudo tiene motivos mezclados, algunos buenos, algunos malos. La mayoría de los predicadores y los consejeros reconocerán que el amor a Cristo y a la gente batalla con el amor al éxito y a la aprobación humana. La gente puede tener varios tipos de motivos en conflicto. Dos deseos pecaminosos pueden estar en conflicto. Por ejemplo, un hombre de negocios puede querer robar algo, pero se detiene por miedo a lo que pensarán de él sus clientes y amigos si lo descubren. En este ejemplo, la adoración al dinero y la aprobación social están presentes como opciones para la carne; el corazón se inclina por el segundo motivo. La gente a menudo pone en orden de prioridad sus deseos, y puede arreglar sus prioridades de manera diferente en diferentes situaciones. Por ejemplo, un hombre que nunca evadió al fisco, por miedo a las consecuencias sociales, podría hacer trampa en sus impuestos porque no es muy probable que lo descubran y no le importa la opinión de nadie en caso de ser atrapado. En este caso la voluntad propria y la adoración al dinero tomaron el control, y la aprobación social pasó a segundo término. El “camino ancho” tiene mil variantes creativas.
13. ¿Cómo el pensar en los deseos se relaciona con otras maneras de hablar del pecado, tales como “la naturaleza pecaminosa”, “El yo”, “Orgullo”, “autonomía”, “Incredulidad” y “Egocentrismo”?
Estas palabras son términos generales que resumen el problema del pecado. Una de las bellezas de identificar deseos controladores es que estos son tan específicos que permiten un arrepentimiento y cambio específicos. Por ejemplo, una persona que se enoja en un embotellamiento de tráfico puede decir, “Yo sé que la ira es un pecado, y que viene de mi yo.” Esto es cierto en cierta medida, pero ayuda a llevar el conocimiento de uno mismo un paso más adelante: “Yo insulté en mi ira porque deseaba llegar a mi cita a tiempo, y temía el criticismo de las personas que me esperaban, y temía perder una venta.” El arrepentimiento y el cambio puede llegar a ser más específico cuando las personas identifican estos tres deseos que expresaban el señorío del “yo” en este incidente particular.
La Biblia discute el pecado en una asombrosa variedad de maneras, proveyendo varias connotaciones. Algunas veces, la escritura se dirige al pecado a un nivel general: Ej. Lucas 9:23-26 sobre “el yo”; Proverbios acerca del “Necio”. En otras ocasiones la Escritura aumenta el poder del microscopio y trata un tema particular del pecado: por ejemplo, Fil. 3 habla del buscar la justicia propia; 1 Tim. 6 del amor al dinero. En otros pasajes la Escritura habla de deseos pecaminosos que nos llevan al pecado y nos invita a hacer aplicaciones específicas: Por ejemplo: 1:14 y 3:14-4:12. Podríamos diagramar esto de una manera global así: términos generales, patrones típicos de nivel medio y nivel de los detalles específicos.
14. ¿En consejería simplemente confrontamos a las personas con sus deseos pecaminosos?
Los consejeros sabios no “simplemente confrontan” cualquier cosa. Ellos hacen muchas cosas que hacen que la confrontación sea oportuna y efectiva. Los consejeros no pueden ver el corazón, sólo las evidencias, por eso es apropiado es tomar con cierta cautela las discusiones sobre los motivos del corazón.
Pero esto no quiere decir que no puedes lidiar tales asuntos. Recuerda que 2 Tim. 3:16 comienza con “enseñar.” La buena enseñanza (por ejemplo, como Gálatas 5 y Santiago 1 conecta el pecado externo con los deseos internos) ayuda a la gente a examinar y llegar a conocerse a si mismos. La experiencia con la gente te hará “conocedor de casos” con respecto a conexiones típicas (por ejemplo, los varios motivos ligados a la inmoralidad sexual mencionados en la pregunta 6). Las preguntas provocativas (“¿Qué deseabas/esperabas/temías cuando le pegaste a tu esposa?”) ayudan a una persona a revelar a sí mismo y a su consejero sus deseos controladores. Ver las preguntas “rayos X” por más ejemplos.
A la luz del conocimiento personal ante el rostro de Dios (Heb. 4:12-13), el evangelio ofrece muchas promesas: misericordia, ayuda, el cuidado del Pastor en una vida de santificación progresiva (Heb. 4:13-16). El arrepentimiento y la fe llegan a ser vigorosos e inteligentes en una persona que ve tanto sus dioses falsos como sus pecados externos. Los patrones, temas y tendencias del corazón no nos llevan típicamente a un arrepentimiento definitivo. Trata de dar un golpe mortal a tu orgullo, temor al hombre, amor al placer, o el deseo de controlar tu mundo, y te darás cuenta porqué Jesús dijo Lucas 9:23. Sin embargo, progreso genuino ocurrirá en donde el Espíritu Santo está obrando.
Trabaja duro y cuidadosamente en los asuntos de la motivación (Rom. 13:14; los deseos de la carne versus revestirse de Cristo) y en los asuntos de comportamiento (Rom. 13:12-13: los actos variados de las tinieblas versus el comportamiento apropiado de “luz”).
15. ¿Puedes cambiar lo que quieres?
Sí y Amén. Esto es central en la obra del Espíritu Santo. Siempre vas a desear, amar, confiar, creer, temer, obedecer, anhelar, valorar, perseguir, esperar, y servir . . .ALGO. El Espíritu Santo obra para cambiar el algo mientras te conduce con una mano íntima. Los deseos del corazón no son inmutables. Tus deseos no están predeterminados. Dios nunca promete darte lo que quieres, satisfacer tus necesidades sentidas y anhelos. El dice que seas gobernado por los deseos diferentes de otro. Esto es radical. Dios promete cambiar lo que tú realmente deseas. Dios insiste que él sea el primero, y todos lo demás amores estén radicalmente subordinados.
La mejor manera de entender esto es pensar acerca de la oración. Orar significa pedir. Y tú pides porque quieres algo. Le pides a Dios, porque crees que tiene el poder para concederte algo deseado. ¿Recuerdas como Salomón oró por un corazón sabio y con discernimiento? Dios libremente le dio a Salomón lo que quería (1 Rey. 3).
A Dios le complació que Salomón no haya pedido una vida larga, riquezas o éxito. Salomón no lo había tratado como el genio de la lámpara que existe para concedernos tres deseos. Lo que deseamos naturalmente (los deseos de la carne) expresa nuestra naturaleza pecaminosa. Pero Salomón había aprendido a conocer lo que realmente necesitaba. El había aprendido a orar de acuerdo a la voluntad de Dios. Le plugo a Dios responderle. ¿Puedes cambiar lo que deseas? ¿Puedes aprender a orar por lo que complace a Dios? Cuando Dios te enseñe a orar, necesariamente él cambiará lo que deseas.
Dios desafía las cosas que todos en todos lados persiguen (Mat. 6:23). ¿Cuáles son los deseos del cuerpo y la mente (Ef. 2:3) que la gente sigue naturalmente? Estoy seguro que los lectores están familiarizados con las pasiones características, sin embargo piensen en ellas una vez más. ¿Pueden ser estas cosas realmente? Los deseos del cuerpo incluyen la vida misma, el aire, la salud, el agua, la comida, la ropa, el refugio, el placer sexual, el descanso y el ejercicio. Los deseo de la mente incluyen la felicidad, el ser amado, el significado, el dinero, las posesiones, el respeto, el estatus, el logro, la autoestima, el éxito, el control, el poder, el placer estético, el conocimiento, el matrimonio y la familia. ¿Tienen que gobernar nuestras vidas estos deseos? No gobernaron la vida de Jesús.
Por supuesto, muchas de estas cosas no son malas en sí mismas. Lo malo está no en lo que deseamos, sino en que lo deseamos demasiado. Nuestros deseos de cosas buenas buscan el trono, llegando a ser ídolos que reemplazan al Rey. Dios se rehusa a servir a nuestros anhelos instintivos, pero nos ordena que seamos gobernados por los deseos de otro. Dios ordena y nos da el poder para cumplirlo: El obra en nosotros el querer como el hacer según su buena voluntad (Fil. 2:12-13).
¿Puedes cambiar lo que deseas? Sí y Amén. ¿Te sorprende la respuesta a esta pregunta? Contradice a los puntos de vista contemporáneos influyentes de la motivación humana. La mayoría de los libros cristianos de consejería siguen estas corrientes de la psicología secular y dan por un hecho tus deseos y necesidades sentidas. Muchos psicólogos cristianos influyentes ponen como fundamento de su sistema lo inmutable de nuestros deseos. Por ejemplo, muchos enseñan que tenemos un “tanque de amor vacío” a dentro, y nuestras deseos de amor deben ser satisfechos o estaremos condenados a una vida de pecado y miseria. Esto haría imposible para nosotros aprender a orar como oró Salomón. Refuerza nuestra tendencia a orar por nuestros deseos. Hace que los padres se sientan responsables en exceso. Refuerza un sentido de victimización en aquellos que fueron abusados. Refuerza la tendencia de presionar a dios para que nos cumpla los deseos.
Un Psicólogo lo dijo de esta manera: “Los deseos del corazón humano no pueden ser cambiados. Y aun si se pudieran cambiar, el hacerlo haría que el hombre sea menos de lo que Dios dispuso que fuéramos. Nuestros anhelos son legítimos. Deben sentidos activamente y abrazados para conocer más ricamente a Dios como el satisfactor y amante de nuestra alama. El problema no está centrado en nuestros deseos.”
Por el contrario, el problema son nuestros deseos; los deseos del corazón humano pueden ser cambiados; nos deberíamos activamente arrepentir de ellos, Dios nos quiere deseándole a él. Para hacernos verdaderamente humanos Dios debe cambiar lo que deseamos, porque debemos aprender a desear lo que Jesús deseaba. No es de sorprenderse que los Psicólogos no puedan encontrar un texto bíblico que pruebe su punto de vista de la motivación humana. La Biblia enseña una perspectiva diferente.
La vida cristiana es una gran paradoja. Aquellos que mueren a sí mismos, se encuentran a sí mismos. Aquellos que mueren a sus deseos recibirán en este siglo y en el venidero la vida eterna (Lucas 18:29). Si deseo felicidad, recibiré miseria. Si deseo amor, recibiré rechazo. Si deseo importancia, recibiré futilidad. Si deseo control, recibiré caos. Si deseo reputación, recibiré humillación. Pero si deseo a Dios y Su sabiduría, recibiré a Dios y a su Sabiduría. En el camino, tarde o temprano, recibiré felicidad, amor, significado, orden y gloria.
Todo cristiano vital testifica que las pasiones instintivas y los deseos de la carne pueden ser reemplazados con las nuevas prioridades del Espíritu Santo. Esta reorientación no es instantánea ni completa. Pero es genuina y progresiva. Dos de los grandes libros de Teología Cristiana práctica (Las Confesiones de Agustín y El tratado de los afectos religiosos de Jonathan Edwards) meditan en esta transformación. Uno asume que Francisco de Asís quiso decir esto en su oración: “Oh Maestro divino, permite que pueda buscar no tanto el ser consolado como consolar, el ser entendido, como entender, el ser amado, como amar.” La necesidad de aprender cómo amar reemplaza el deseo de ser amado.
Aquellos que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, tenemos la palabra de Jesús. sin embargo, no tenemos ninguna promesa de que Dios satisfacerá los deseos instintivos de nuestra alma. Carrie ten Boom experimentó degradación humana en el campo de la muerte de Ravensbruck. Pero el que satisface su alma tenía algo mucho mejor en mente que darle lo que ella deseaba. Le enseñó el gozo en el perdón de los pecados por la libre gracia. Le enseñó el gozo en poder del Espíritu para rehacerla en una persona sabia. Y a su tiempo la libro de todas sus prisiones y la llevo a la gloria.
La Biblia nos enseña a orar, a aprender a pedir por lo que realmente necesitamos. ¿Podemos orar las peticiones del Padre Nuestro y realmente creerlo? Sí. ¿Podemos anhelar la gloria de Dios, que su voluntad sea obedecida, que la provisión material para todo el pueblo de Dios llegue, que los pecados sean perdonados, que recibamos ayuda en nuestra lucha contra el mal? Sí.
Un pastor sabio, Stephen Charnock, una vez escribió del “Poder expulsivo de un nuevo afecto.” Los nuevos deseos gobernantes expulsan a los amos menores del trono de tu vida. ¿Cuáles son los motivos nuevos y diferentes que rigen en un corazón renovado? ¿Qué objetos de deseo caracterizan a los corazones nuevos? ¿Cómo cambia Dios lo que tú quieres?
Para cada uno de los siguientes pasajes pregúntate, ¿Qué o en qué esta persona realmente quiere, anhela, persigue y se deleita?
- Salmo 42:1-2
- Salmo 73:25-28
- Salmo 63:1-8
- Salmo 80
- Salmo 90:8-17
- Proverbios 2: 1-6
- Proverbios 3:13-18
- Proverbios 8:11
- Isaías 26:8-9
- Mateo 5:6
- Mateo 6:9-13
- Mateo 6:19-33
- Mateo 13:45-46
- Lucas 11:9-13
- Romanos 5:1-11
- Romanos 8:18-25
- Romanos 9:1-3
- 2 Corintios 5:8-9
- Filipenses 1:18-25
- Filipenses 3:8-11
- Filipenses 3:20-21
- 2 Timoteo 2:22
- 2 Timoteo 3:12
- 1 Pedro 1:13
- 1 Pedro 2:2
- Apocalipsis 22:20
¿Es posible que quieras estás cosas más que lo que quieres los ídolos que secuestran tu corazón? Sí y Amén. Trae a Jesús todos los deseos que tienes por bendiciones menores, y pídele que renueve tus deseos. El quiere encender tu corazón con santo amor, gloria y gratitud.
Evangelio del Reino de Dios
Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo…
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Ustedes serán para mí un reino sacerdotal
Jesucristo se enfocó en el mensaje del reino y muchos lo rechazaron, pues esperaban más a un Mesías que les liberara del imperio romano que a un Rey que fue al calvario. Hay un tema que no es tocado en los evangelios y en las cartas paulinas de manera explícita, y es el sumo sacerdocio de Jesucristo
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