Merodeando por los exteriores del templo de Dios


Tabla de contenido
Hebreos 10:19-25
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo
Reflexión
Tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo, nos dice este versículo guía, que nos orienta sobre un camino claro que describe el Nuevo Testamento, y es nuestro Señor Jesucristo, que derramó su sangre por nosotros y reina desde los cielos a la diestra del Padre. Hoy debemos meditar sobre la ubicación del corazón en la adoración diaria, que solo es sondeada por Dios. Gran parte de la predica moderna se ha reducido a un Dios fantasioso que no transforma corazones; esto es serio, esto no es un cuenta chistes ni un pastor disfrazado para que lo aplaudan.
Cuando tomamos la Biblia encontramos palabras tan maravillosas y poderosas que nos invitan al Lugar Santísimo, la sala destinada en el tabernáculo donde se manifestaba la presencia de Dios encima de los dos querubines de oro sobre el propiciatorio en el arca del pacto, son palabras que nos dejan perplejo; el llamado que toca a mi corazón de anhelar cada día que Dios tenga piedad para que seamos lleno de su presencia debe tocar la puerta.
Esto no se trata de un trance desconectados de la realidad, es una promesa que nos hizo nuestro Señor Jesús: No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes (Juan 14:18), esa presencia de Cristo manifestada por el poder del Espíritu Santo en nuestra vida, nos da convicción, da fruto, pero si esquivamos la obediencia y el sometimiento de nuestra a voluntad a la de Dios, todo se convierte en una falacia, en un circo, que es fomentado por todos los accesorios que nos ofrece el mundo, e inclusive se ha infiltrado en los sermones que solo están enfocados en cómo ser la mejor versión de nuestro Yo (egocentrismo).
Hay silencio en nuestro cuarto de oración cuando ya no nos están observando esos que tanto nos admiran, y tememos ser descubiertos cuando en la soledad se fomenta algo que pudiera despistar el pensamiento en la encrucijada del dilema del afán de la paz y la libertad. Buscar la presencia de Dios en la oración es algo que debemos fomentar en nuestro interior para no colocar máscaras de enfriamiento organizando actividades una tras otra, corriendo el riesgo que no toque nuestro interior, nuestro espíritu, el alma que debe alabar al Dios de los cielos.
Jesucristo es el autor y consumador de nuestra salvación, es el Verbo de Dios, es el camino, es la verdad y la vida, debemos seguir sus pisadas, aun cuando nuestro espíritu en algún momento se sienta sin ese reposo que anhelamos los seres humanos.
Cuando Jesús dijo vengan a mí todos ustedes, los que están agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar (Mateo 11:28), pensamos automáticamente en la ausencia de dificultades y problemas, pero Él mismo nos dijo que en el mundo tendrán aflicción; pero que confiemos en Él, pues Él ha vencido al mundo (Juan 16:33). También dice la Escritura que sus mandamientos no son una carga, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo (1 Juan 5:3-4), y todo comienza a rondar nuestra cabeza, cuando somos afligidos por alguna circunstancia adversa, a veces en medio de este torbellino no tenemos el deseo de orar con el mismo ímpetu que tuvimos en un momento de victoria, nos damos cuenta que somos débiles que necesitamos del dador de la vida.
Cuan grande es la inmensidad del amor del Padre en Cristo Jesús que no podemos reducir su misericordia en tener las mismas cosas que tienen los no creyentes, debe haber algo diferenciador y eso es precisamente el mensaje de reflexión para no pasear, caminar, estar merodeando por los exteriores del templo, el llamado es entrar en su presencia en el Lugar Santísimo, medítalo bien, no te conformes con lo que el mundo ofrece, es un camino equivocado llegar a pensar que la bendición de Dios son cosas iguales al mundo, su gran bendición es su presencia, somos herederos de Dios (Gálatas 3:14), y debemos convertirnos en heraldos del evangelio para que los pecadores se acerquen a Dios por medio de Cristo.
Clamor a Dios en oración
Señor ayúdame, dame vida conforme a tu palabra. Enciende la llama que un día colocaste en mi corazón, cuando mi gozo y alegría eras tu. Siempre estabas en mi pensamiento y cómo debía hacer las cosas para obedecerte. Pero ahora Dios me encuentro en angustia y aflicción que también han tocado mis huesos. Ven con tu gracia sobre mi vida para estar en tus pasos y trae misericordia para deleitarme en tí. Coloca la pasión y el amor por tí mi Señor. Ayúdame te lo imploro. Porque el mandamiento es lámpara y la enseñanza luz y las reprensiones son el camino de la vida. Amén.
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Elaborado por:

Jair Sánchez Ordoñez
Ministerio el Mensaje de Jesús
PASTOR | TEÓLOGO | FUNDADOR EMDJ

Jair Sánchez Ordoñez
Ministerio el Mensaje de jesús
PASTOR | TEÓLOGO | FUNDADOR EMDJ



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El Mensaje de Jesús es un ministerio de la Iglesia Comunidad Cristiana en Acción de Colombia que viene compartiendo la palabra de Dios como mandato de nuestro Señor Jesucristo, te animamos que ofrendes de corazón y con alegría para seguir avanzado en el mensaje de salvación. DONACIÓN ÚNICA.

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